viernes, 24 de octubre de 2008

Que sean niños los niños.


Animación Walter Tournier. Música Rubén Rada .

Que sean niños los niños.

Que sean niños, y no clientes de las compañías de celulares, o vendedores de rosas en los bares, o estrellas descartables de la televisión.

Niños, no limpiavidrios en los semáforos, o botín de padres enfrentados o repartidores de estampitas en los subtes.

Que no sean niños soldados, los niños. Que sean niños los niños, simplemente. Que no sean foto de un portal pornográfico. Que no sean los habitantes de un reformatorio.

Que no sean costureros en talleres ilegales de ningún lugar del mundo.

Que sean niños los niños, y no un target.

Que no sean los que pagan las culpas. Los que reciben los golpes. Los bombardeados por publicidad. Que sean niños los niños. Todo lo aniñados que quieran. Todo lo infantiles que quieran. Todo lo ingenuos que quieran. Que hagan libremente sus niñerías.

Que se dediquen a ser niños y no a otra cosa.

Que no sean los que no juegan, los acosados por las preocupaciones, los tapados de actividades.

Que sean niños los niños y se los deje preguntar sin levantar la mano, formar filas torcidas, llevar alguna vez la Bandera no por ser mejor alumno, sino por ser buen compañero.

Que sean niños los niños y no los incentivados con desmesura a consumir todo lo que saca el mercado.

Que sean niños, y no los que aspiran pegamento en una esquina o fuman paco en la otra, tan de nadie, tan desprotegidos.

Niños, no nombres que tienen que rogar por recibir el apellido paterno o la cuota de alimentos.

Que sean niños los niños.

Y que los niños sean lo intocable, que sea la gran coincidencia en cualquier discusión ideológica; que por ellos se desvelen los economistas de todas las corrientes, los dirigentes de todos los partidos, los periodistas de todos los medios, los vecinos de todas las cuadras, los asistentes sociales de todas las municipalidades, los maestros de todas las escuelas.

Que sean niños los niños, y no el juguete de los abusadores.

Que sean niños, no "el repetidor" o "el conflictivo" o "el que nunca trae los deberes".

Niños, y no los que empujan el carro con cartones.

Que sean niños los niños, simplemente.

Que ejerzan en paz el oficio de recién llegados.

Que se los llame a trabajar con la imaginación o con lápices de colores.

Que se los deje ser niños, todo lo niños que quieran.

Y que los niños sean lo importante, que por ellos lleguen a un acuerdo los que nunca se ponen de acuerdo; que por ellos se dirijan la palabra los que no se hablan, que por ellos hagan algo los que nunca hicieron nada.

Que sean niños los niños y que no dejen de joder con la pelota.

Que sean niños en su día. Que lo sean todos los días del año. Que sean felices los niños, por ser niños. Inocentes de todo lo heredado.

Publicado por Mex Urtizberea en La Nación.

lunes, 20 de octubre de 2008

Papa, dame un respiro


Un interesante artículo publicado en El País Semanal y escrito por
Carl Horaré. Aquí cuelgo el enlace y un estracto.

"Algo precioso y difícil de valorar también está perdiéndose en el camino. El poeta inglés William Blake resumía la magia y lo maravilloso de la infancia de este modo:

Para ver el mundo en un grano de arena

y el firmamento en una flor silvestre,

coge el universo en la palma de tu mano

y la eternidad en una hora.

Hoy día, los niños están demasiado ocupados corriendo de un lado para otro con clases de violín o clases particulares de matemáticas para coger el universo en la palma de sus manos. Y esa flor silvestre parece que da un poco de miedo. ¿No será que tiene espinas o que el polen provoca reacción alérgica?

La realidad es que los niños necesitan tiempo y espacio para explorar el mundo por sí mismos: así es como aprenden a pensar, a imaginar y a tener relaciones; a tomar gusto por las cosas; a saber qué quieren ser en lugar de ser lo que nosotros queremos que sean. Cuando los adultos controlan al milímetro la infancia de los niños, éstos pierden todo lo que da satisfacción y sentido a la vida: pequeñas aventuras, disfrutar del sentimiento anárquico, viajes secretos, juegos, contratiempos, momentos de soledad e incluso de aburrimiento. Sus vidas se convierten en extrañamente sosas, sin logros personales y en cierta medida aburridas y artificiales. Pierden la libertad de ser ellos mismos, y lo saben."


http://www.elpais.com/articulo/portada/Papa/dame/respiro/elpepusoceps/20081012elpepspor_7/Tes/

martes, 14 de octubre de 2008

La Dictadura del Libro de Texto

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Una dictadura libremente elegida por l@s maestr@s, aceptada a cambio de una vida profesional más cómoda... y aburrida. Los libros de texto piensan por nosotros y su régimen marcial decreta:

La hegemonía del pensamiento único:

30 libros iguales en el aula... y un solo punto de vista.

¡Ay si tuviéramos 30 libros distintos para mirar la realidad con amplitud!

El destierro del trabajo cooperativo:
30 libros iguales en el aula ... y 30 cabezas gachas, y silencio.
¡Si al menos tuvieran que compartirlos!

La censura del pensamiento divergente y las inteligencias múltiples:
30 libros iguales en el aula... y una respuesta correcta.
¿Cuántas maneras de enseñar-aprender se te ocurren? ¿Y por qué no son correctas?

El despotismo del Niño Medio:
30 libros iguales en el aula... y 30 niñ@s divers@s.
¿Motivará al Niño Medio lo mismo que a Juan, Kamal, Michelle...?

La condena del aprendizaje activo:
30 libros iguales en el aula... y, sobre ellos, 30 manos quietas, bocas quietas, mentes quietas.
¡Cuántos libros escribiríamos con esas manos, bocas, mentes abiertas!

La exclusión del diferente:
29 libros iguales en el aula... y uno, sin libro.
¿Cómo participará de la vida del aula el que no puede seguirlo?


Propongo usar para fines más útiles estos volúmenes: